jueves, 2 de junio de 2011

Gonzalo Rojas Pizarro poeta chileno para honra nuestro

Por Blanca del Río V. Doctor en Ciencias de la Educación (Francia).  Escritora
Nace en LEBU en 1916 (*1) y murió el 25 de abril a las seis de la mañana, luego de haber sufrido un accidente cerebro-vascular el 22 de febrero de 2011.
No sé  si por azar o porque quería rendirle un homenaje he estado  estos últimos días, semanas…  leyendo a Gonzalo Rojas en talleres y sola en la noche o al amanecer,  cuando las pequeñeces cotidianas se aquietan  y la poesía me mantiene en vigilia o me despierta.
Gonzalo Rojas es un creador de la madurez  como es el caso del  novelista lusitano José Saramago, otro autor que emprende la consolidación de su obra ya sexagenario.
Es en la segunda etapa de su vida, cuando llega a la sesentena que su escritura alcanza la intensidad poética y hace de Gonzalo Rojas el gran poeta que es hoy. El escritor había anteriormente, participado en algunas antologías y dado a luz  solo  La Miseria del Hombre en 1947 y  dieciséis años después, en 1966 Contra la muerte. Como  dijo en otra época Pablo Neruda cuando en una cena alguien le preguntó, estando el joven poeta presente -¿y qué piensas de Gonzalo Rojas? Y el Premio Nobel respondió:
-Sí, no es malo, pero escribe poquito. A lo que Gonzalo Rojas replicó:
“-y Neruda es un genio, pero escribe en demasía”.
   Tal vez se necesite ser viejo para poder alcanzarlo todo, decía Rilke y es lo que sucede con este poeta. Su tercera obra Oscuro, es publicada en exilio, en Caracas (1977) cuando el escritor tiene  61 años. A  partir de esa edad  no cesa de escribir, produciendo  un libro por año o cada  dos o tres años, y como dice Eugenio Montejo en el prólogo de Poesía Esencial “no se trata solo de que Rojas, durante las dos siguientes décadas, se dé a publicar  una serie de libros. En verdad, de poco habría valido la persistencia si tales títulos no se abonaran a un nuevo modo de decir poético, un novedoso desempeño de tonos y procedimientos que añaden luces inéditas a la escritura del poema en nuestra lengua.”
Al recapitular las etapas de su vida creadora confiesa asombrado: “estoy viviendo un reverdecimiento en el mejor sentido, una reniñez, una espontaneidad que casi no me explico […] es un ir a contrapelo del tiempo, un ir despojándose de las arrugas de la piel y de la retórica, un ir haciéndose cada vez más joven en la aspiración de ir acercándose a la palabra original […]. De veras, dice en 1998, a los ochenta años de edad, hay mocedades y mocedades: las veinteañeras y las octogenarias. Yo ando con el oxígeno fresco de las mocedades octogenarias desde el último diciembre”. (*2)

¿Por qué la poesía de Gonzalo Rojas nos interpela? ¿Cuál es su diccionario poético?
Excusen la autorreferencia, pero un  poema o un escrito  me gusta  cuando un soplo que podría denominarse arte  tremola entre sus líneas, cuando es autentico, cuando veo el hombre y la vida en contrapunto;  cuando como decía Paul Valery, me inspira, me hace inventiva, me genera nuevas imágenes,  emociones […] o como diría Harold Bloom, cuando termina por meterse bajo mi piel.  Y eso   sucede solo  con algunos  escritores.
Fabienne Bradu (Francia, 1954), doctora en lenguas romances por la Sorbona dice que lo que caracteriza a su poesía es la sorpresa. Sorprenderse y sorprender es, a fin de cuentas, lo que él hace en cada poema. Rara vez sabemos por dónde se va a ir el verso y
el universo bajo su pluma acelerada. Ella cita a Eduardo Milán quien  señaló que la poesía de Gonzalo Rojas  es un árbol de puras ramas, sin copas ni raíces, un puro vagar por las ramas.  El sabe que nunca llegará a término. Se llama a sí mismo un poeta inconcluso,  más aún, un hombre inconcluso y eso es -dice él mismo- inspirándose en  Goethe, el oficio mayor de la poesía, nunca llegar al punto donde se sabe que nace y muere la poesía. Mi juego poético –escribe- es un gran tanteo, un gran balbuceo, es un gran tartamudeo y un gran centelleo: unir, rondar, machacar, ceñir, moverse hacia atrás y hacia delante, y nunca llegar.
Refiriéndose a su diccionario poético, Fabienne Bradu destaca que él  gusta de las esdrújulas: relámpago, diáfano, súbito, oxígeno, Heráclito [...]. “Una  palabra esdrújula  es una forma de grito o celebración. Hay que levantar el tono para pronunciarla, suena como un estallido […]. Relámpago es sin duda la que mejor estalla y corre, se adelanta a su fin y lo demora con altivas resonancias”. (*3)
  Relámpago es una palabra que el poeta ama de manera especial porque, según él cuenta, la descubrió  acústica y ocularmente de niño en Lebu en una noche lluviosa en  boca de uno de sus siete hermanitos, y esa palabra lo deslumbró. El habla de su poesía como un gran tartamudeo Y parece que ese gusto por las palabras esdrújulas  proviene  también de su infancia  pues ellas están más cercanas  al tartamudeo, a la expresión sonora de éste: re lám pa go.  Y él fue  tartamudo en su niñez, tenía además asma, perdió a su padre,  minero del carbón, cerca de los cinco años.  Y para colmo era pobre o por lo menos, su madre viuda tenía serios apremios económicos. Nada en el niño Gonzalo Rojas le parecía predisponer al éxito. Resiliente supo transformar en música y ritmo  sus impedimentos físicos. De  baja estatura, de rasgos algo toscos,  su boca grande, sensual  destaca  en su fisonomía y será la palabra la que lo encumbre en el universo poético.
“-Voy corriendo en el viento de mi niñez en ese Lebu tormentoso y oigo tan claro la palabra “relámpago. Relámpago, relámpago. Y voy volando en ella y hasta me enciendo en ella todavía. Las toco, las beso a las palabras, las descubro y son mías desde los seis y los siete años; mías como esa veta de carbón que resplandece viva en el patio de mi casa […]. (*4)
    Ingresa, gracias a una beca, al exigente internado conciliar de Concepción  donde leyó todos los clásicos y también -dice él- todos los libros prohibidos de la biblioteca de ese colegio  donde le toco la suerte de tener además, un gran profesor de literatura quien influye en su gusto y conocimiento de los poetas griegos y latinos. (*5) 

¿Y la amistad… el amor, el sexo  en  la vida del poeta Gonzalo Rojas?.  La amistad es un estado de gracia, exclama en una de sus entrevistas, mis hijos son mis grandes amigos. (*6)
¿El amor y el sexo?
El amor es, acaso, la última utopía que nos queda y es preferible salir del planeta si no se vive de amor […] dice en un texto del mismo nombre.
 En relación a su poesía dice que ella es sexualizada, no es una erótica de la carne.
 “-No,no,no, no es eso. Todo es sagrado: el orgasmo es sagrado […]”-dice en una entrevista en 2006 (*7). Expresa ser un místico turbulento, que le pasa como a Catulo: ama y desama, y vive enamorado del amor. Dice ser  un viejoven pero no un viejo-verde, ser un  animal de diálogo a quien le falta la mitad, y qué le va  hacer. Y que cuando sueña con trescientas a la vez, no hay que creerle.
  Octavio Paz, amigo de Rojas decía que el poema es un lenguaje erguido. La poesía de Rojas es justamente eso, erguida,  enérgica, muchas veces concreta y esa energía no descansa solo en la temática de la celebración erótica del amor,  la libertad, el riesgo, el deslumbramiento sino también en las palabras.  Viejo y todo-decía él-estoy por la lozanía en absoluto y ser lozano significa genuinidad, autenticidad, y tal vez por qué negarlo-salud. Esta lozanía es como un autoaceitamiento de mi propio ejercicio imaginativo.
Gonzalo Rojas no solo escribió poesía, también tiene   textos en prosa: discursos en sus cátedras universitarias, en los lanzamientos de sus poemarios, en las entrevistas a diarios y revistas. Y lo que caracteriza a su prosa, muy similar desde el punto de vista  estilístico a su poesía,  es que- citando igualmente a  Eduardo Milán-  es también un  árbol de puras ramas : “[…] ya verán mis oyentes que les voy hablando de todo como al desgaire […] o […]  no se fastidien con mi sintaxis deshilachada. Me sale así como respiro […] (*8)
Su prosa se distingue igualmente por  su honestidad, la  modestia del hombre que habla o escribe (*9). Se llama un aprendiz inconcluso  y “yo les digo que no es para tanto, nunca es para tanto”- decía –cuando celebraban sus méritos”.
Gonzalo Rojas  murió hace un par de días, pero la poesía, decía, Fabienne Fabru no  se extingue con la envoltura mortal, no muere con la muerte del poeta; la poesía de pronto calla y reencarna como si tuviera una existencia y una resistencia a toda prueba.
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*1. El poeta habría nacido en 1916, según algunos familiares cercanos, y no en 1917 como algunas biografías lo señalan.
*2, 3, 5, 9.Gonzalo Rojas, Poesía Esencial, Antología.Edit.Andrés Bello, Barcelona, 2001.
*4. La “otra voz” de Gonzalo Rojas, Fabienne Bradu. Las vergüenzas vitalicias (Diario de Chile) Grupo editorial Vid, S.A.De C.V. Colección Afrodita, 1999
*6. El cura alemán Guillermo Junemann Bechschafer.
*7.Casado dos veces con María Mackenzie  e Hilda May  tiene dos hijos, Rodrigo Rojas Mackenzie de la primera y Gonzalo Rojas-May Ortiz de la segunda.
*8- Gonzalo Mendoza. Gonzalo Rojas.Poeta. La Tercera sábado 30 de abril de 2011.
*10.Ha publicado un sinnúmero de obras literarias, galardonado con diferentes premios, entre otros, El Premio Nacional de Literatura de Chile (1992); Premio Miguel de Cervantes (2003) Premio Reina Sofía, España (2003). Su obra ha sido traducida a varios idiomas y su nombre aparece en gran parte de las antologías literarias del mundo.
Referencias: las obras más relevantes del autor, antologías, entrevistas, emisiones televisadas  y   textos por Internet  de Gonzalo Rojas.

2 comentarios:

  1. Excelente artículo, gracias Blanca

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  2. Muchas gracias Ana. Siempre motiva recibir un buen comentario tanto más cuanto no es fácil juzgar la obra literaria de un buen poeta. Blanca

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